Valeria Gottau es ilustradora, Diseñadora en Comunicación Visual y
oriunda de Darregueira. Se mudó a Australia en 2015 para vivir una
experiencia distinta y juntar dinero para viajar y se terminó quedando
allá.
Tras combinar sus conocimientos en dibujo con un proceso de
aprendizaje de escritura creativa acaba de presentar en Madrid, España,
sus dos primeros libros infantiles: "Bruna se viste de amor" y "Bruna
se viste de furia", de la Editorial Bruna Publishing. Ambos integran la
colección La maleta de Bruna, que irá sumando nuevas versiones.
nota: Romina Farías
Bruna y su dueño y amigo, Enrique.
"Bruna es una perrita de raza japonesa Shiba Inu que viaja y a la que le pasan cosas. El hilo conductor de todos los libros es una maleta muy pesada en la que carga sus pertenencias y también sus emociones", contó Valeria, quien no solo es la ilustradora sino co-autora de los textos junto a Rosario Rothamel, quien tiene un profesorado y máster en innovación educativa.
"Rosario, quien vive en Barcelona, es la encargada de seleccionar los contenidos teniendo en cuenta cómo un concepto es interpretado por un niño acorde a sus esquemas y edades", mencionó.
Valeria y Rosario Rothamel, las autoras.
Las emociones son representadas por un color por eso cuando Bruna llega a un destino nuevo, en cada libro, se viste con una remera de ese color. Se viste de una emoción.
"El personaje está inspirado en una perra real, la perrita de Enrique, uno de los socios de la editorial. Por las características propias de su raza más que un perro parece un zorro con algunos comportamientos de gato. Como ella suele viajar en avión con su dueño el personaje también viaja", comentó.
La flamante autora destacó que en cada historia hay una búsqueda de que los niños puedan entender e identificar las emociones y tener herramientas para manejarlas.
Bruna y Enrique, sin palabras.
"Queremos transmitir que no hay emociones positivas ni negativas sino que todas son necesarias. Son una llave para el autoconocimiento, para entender qué nos pasa y por qué sentimos lo que sentimos. A veces tenés que sentir enojo y tener miedo te ayuda a protegerte de ciertas cosas", destacó.
"Nos motiva ayudar a los niños a detectar cada emoción y a identificar como se siente en el cuerpo. ¿Se siente algo lindo en la panza, en el pecho, un calorcito o el cuerpo está tenso de la bronca? ¿Me siento chiquito, hecho un bollito de la tristeza o siento un hueco?", graficó.
Bruna ya estuvo por Japón y por Egipto.
Si bien los libros son para niños de entre 3 y 7 años, el mensaje va mucho mas allá.
"Los adultos que están criando niños en este momento no crecieron con herramientas de educación emocional pero tienen que educar niños que sí están creciendo con ellas. Es interesante porque al adulto también le va a llegar. A ese padre que está leyendo antes de ir a dormir o al abuelo que lee mientras cuida a su nieto", reflexionó.
Un desafío como ilustradora fue trasladar esas emociones humanas a las expresiones de un perrito. ¿Cómo se pone un perro cuando se enoja? ¿Qué pasa con sus orejas: se van para atrás si está enojada y se derriten cuando está enamorada?
La idea es que Bruna llegue a niños de distintas culturas y continentes y por eso en cada versión se muestran comidas típicas, tradiciones y paisajes emblemáticos.
"Queremos que aprendan algo de cada lugar. Por ejemplo ¿qué se come en Egipto? Para que llegue a niños de distintas culturas lo escribimos en un español más neutro y se hizo la versión en inglés", expresó.
Bruna pasea por Madrid y se admira de los sitios emblemáticos.
"Esquivamos las historias cliché. Si pensamos en el amor no nos imaginamos el amor romántico en París. Hicimos una historia sobre el amor de familia. La ubicamos en Japón, de donde Bruna es originaria, y pensamos ¿qué le pasa a Bruna cuando va a Japón? Ella siente amor ¿qué tipo de amor y cómo lo siente?", narró.
En este sentido, a Valeria no le cuesta identificarse con esta simpática perrita ya que ella misma, al estar lejos de Argentina, experimenta emociones vinculadas a ser inmigrante.
"En Japón, Bruna sentía amor en alguna parte de su cuerpo cuando alguien hacía algo en particular y al principio no entendía por qué hasta que entendió que era porque su familia también lo hacía y entonces afloraban esas emociones", explicó.
La presentación fue en Madrid, España.
"A mí me pasa como a ella, me toca desde el lado del inmigrante, de estar en otro lado y que de pronto sucedan cosas como escuchar una música que trae recuerdos y sensaciones. Una vez estaba colgando ropa en el tendal y alguien pasó en bicicleta escuchando un tango en el medio de Australia. Me agarró algo en el pecho, como a Bruna ¡y era amor al terruño! Cuando le pongo yuyos al mate pienso en mis tías y mi hermana", expresó.
En cada libro se busca que el niño expanda sus vocabulario y, por eso, en vez de usar el color rosa o el rojo se los reemplaza por salmón y escarlata.
¡Buen viaje, Bruna!
"Las rimas, pausas y preguntas ayudan a los padres a contar la historia y a los niños a recordarla", dijo.
Como ilustradora siempre se inspiró en lo que sucede alrededor: en un viaje, la gente que conoce o situaciones cómicas o tiernas entre sus mascotas o de algún personaje particular o interesante que se cruza en la calle.
"Me costó mucho darme cuenta de que mis dibujos eran ideales para libros de niños. Me lo decía mucha gente pero yo no lo veía. Hoy sí lo veo. Simplemente no me daba cuenta de que la conjunción entre palabras e ilustraciones era mi fuerte y que un libro ilustrado para niños tenía todo el sentido del mundo", contó.
"Descubrí que siempre tengo que dibujar algo que tenga una historia detrás y que las palabras alimentan mi dibujo. Son necesarias para que cobre sentido", señaló.
Ambos libros de Bruna tienen tapa dura y un proceso con detalles de post-impresión que aportan calidad al producto.
La alegría de ver el trabajo terminado: ¡misión cumplida!
"Me emocioné muchísimo al ver el libro impreso por primera vez: era igual a cómo lo tenía en la mente. Es Increíble. No podía creer que mis dibujos estuvieran impresos", dijo.
Lo que se ve en el libro son dibujo hechos en papel y pintados a mano con acuarelas y luego digitalizados.
La presentación de la colección fue el 4 de octubre en un restaurante de Madrid al que los adultos fueron invitados a sentarse como si fueran niños a escuchar el cuento.
Enrique, Rosario, Valeria y Lisandro, las autoras y los dueños de la editorial.
El proceso creativo fue intenso. Tres meses de reuniones virtuales con mucha diferencia horaria entre los actores ya que los cuatro viven en distintos países.
La iniciativa del proyecto fue de Lisandro, socio de Enrique en la agencia editorial y oriundo de Pigüé.
Le hizo una oferta clave: "¿Querés hacer un libro infantil?". Ella no dudó.
Para la agencia editorial, que se dedica desde hace 20 años a la promoción y distribución de textos académicos, los libros infantiles son la oportunidad de explorar nuevos rumbos y de aminorar los efectos de la era de la digitalización. La agencia buscaba reconvertirse en editorial.
"A los libros infantiles los necesitamos de forma física para que los niños interactuen con ellos. Lo que menos uno quiere es que se hagan digitales y se pierda el libro en papel porque hay muchos estímulos sensoriales que el niño tiene al tocar, al leer, al pasar la página y al entrar en contacto con con materiales, texturas y sonidos", agregó Valeria.
El libro se imprimió en China.
Si bien ya hay algunas fechas estimativas para presentar el libro en Argentina aún se ultiman detalles acerca de cómo será su comercialización.
Se imprimieron 20 mil ejemplares en total: 10 mil de cada historia. Se comercializará en Latinoamérica, Reino Unido, Australia, EE.UU y España, con versiones en español y en inglés.
IG: @brunapublishing o Valeria.Gottau.illustrator
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