En el corazón de Misiones, entre paisajes de verdes intensos y senderos de tierra roja, Liliana ha construido una historia marcada por el trabajo, la constancia y el amor por la tierra. Desde hace más de 15 años, se ha dedicado a la producción lechera, primero elaborando queso y luego vendiendo leche, siempre con la misma premisa: valorar el esfuerzo y la dedicación que exige el campo.
Liliana comenzó con apenas cuatro vacas y, con el tiempo, logró ampliar su producción hasta alcanzar quince. Sin embargo, al aumentar la cantidad de leche, optó por cambiar su modelo de negocio y vender el producto en lugar de procesarlo. Este cambio no fue fácil, pero se basó en una decisión pragmática que le permitió seguir adelante en una actividad que no solo le da sustento, sino también identidad y orgullo.
Desde pequeña, Liliana aprendió de su familia el valor del trabajo en el campo. Sus padres le inculcaron que detrás de cada producto hay un esfuerzo diario que merece ser reconocido. Hoy, con la experiencia de los años, sostiene que el sacrificio y la constancia son fundamentales para cosechar frutos, no solo en el negocio, sino en la vida misma.
El vínculo de Liliana con sus animales es especial. No son solo parte de su producción, sino compañeros de trabajo a los que cuida con dedicación. Algunas de sus vacas incluso tienen nombre, reflejo de la cercanía que siente con ellas. Pero la producción lechera no es la única actividad de su familia: también crían cerdos, siembran tabaco y cultivan mandioca, demostrando la versatilidad y el esfuerzo necesario para sostenerse en el campo.
El trabajo de Liliana no es solitario. Su familia es un pilar fundamental en su día a día, y su mayor anhelo es que sus hijas continúen el legado que con tanto esfuerzo ha construido. Aunque reconoce las dificultades que implica la vida rural, también cree que la gratificación de ver los frutos del propio esfuerzo no tiene comparación. Para ella, la unidad familiar es la clave del progreso.
Su historia es testimonio del compromiso de miles de productores rurales en Argentina, quienes con dedicación y sacrificio sostienen una de las bases más importantes de la economía nacional: la producción agropecuaria. Liliana representa la lucha silenciosa de quienes, día a día, trabajan la tierra y cuidan a sus animales, preservando una tradición que trasciende generaciones.
Este es solo un caso del documental Manos con Historia.
En un mundo donde la conexión con los orígenes de los alimentos parece desdibujarse, la historia de Liliana recuerda la importancia de valorar el trabajo detrás de cada producto que llega a nuestras mesas. Su historia no es solo la de una productora lechera; es la de una mujer que, con esfuerzo y pasión, ha logrado construir un futuro sobre la base del sacrificio, la perseverancia y el amor por el campo.
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