26 de diciembre de 2024

Sudoeste bonaerense: ¿cuál es la calidad del agua para consumo animal?



“Los resultados de los estudios que hemos realizado reafirman la importancia de analizar la calidad del agua que consumen los animales, algo que, generalmente, no es considerado como un factor limitante para la producción ganadera”.

Por Guillermo D. Rueda

Lo dijo Corina Cerdá, especialista en Desarrollo y Extensión Rural en Suelos y Aguas de la AER INTA Bahía Blanca-INTA Bordenave y técnica en suelos y aguas por la Universidad Nacional del Sur (UNS).

“Concluimos que el agua que consumen los animales en zonas del sudoeste bonaerense posee, mayoritariamente, bajos contenidos de sales totales. Es decir, nos indica que el aporte de minerales es deficitario para la dieta del animal y que por eso es necesario realizar una suplementación”, añadió.

“Asimismo, un alto porcentaje de muestras evidenciaron un importante porcentaje de fluoruro y, por ende, gran parte de los animales se encuentran expuestos a estas concentraciones”, sostuvo Cerdá, en diálogo con La Nueva.

“De esto poco se sabe y, si bien hay estudios realizados, las concentraciones excesivas son perjudiciales porque provocan, en muchos casos, desde fluorosis dental y esquelética, así como, en otros trabajos, se ha precisado que estarían fuertemente asociadas a la carencia de cobre en el animal”, explicó.

Si bien el área de influencia del INTA Bordenave es bastante amplia, ya que se convive con niveles subhúmedos y semiáridos, el estudio de referencia alude a los partidos de Puan, Bahía Blanca, Saavedra, Tornquist y Coronel Rosales, donde se evidenciaron los altos valores de fluoruro en el agua de bebida.



Corina Cerdá, especialista en Desarrollo y Extensión Rural en Suelos y Aguas de la AER INTA Bahía Blanca-INTA Bordenave y técnica en suelos y aguas por la UNS.



En los distritos de Saavedra y Coronel Pringles los valores hallados no fueron tan impactantes, ya que se encontraron valores superiores a los 1.000 miligramos por litro de sales totales (muy diferente respecto de otras regiones).

—¿De qué manera se afectan los rodeos ganaderos en caso de no realizarse los análisis del agua de bebida?

—Siempre es importante hacerlos porque, en realidad, terminan jugando un rol preponderante.

“Muchas veces el productor no hace este proceso porque no lo tiene como una práctica habitual hasta que no detecta un problema sanitario en el rodeo.






“Hacer este tipo de análisis no sólo permite conocer qué componentes químicos y toxicológicos tiene ese agua que consumen los animales.

“Si alguno de esos componentes están en exceso pueden provocar el deterioro en el estado general del animal y en casos más extremos, la muerte. Por eso es importante saber si está dispuesto a estos elementos, o a concentraciones tan elevadas”.

—¿Cuál es el costo de un análisis?

—Ronda entre los 30.000 y 35.000 pesos.

—¿Quiénes lo realizan?

—En Bahía Blanca tenemos distintos laboratorios, así como se puede efectuar en el Departamento de Agronomía de la Universidad Nacional del Sur. También en el INTA Ascasubi hay un laboratorio muy bien conformado para análisis de agua para consumo animal y, también, para riego.

“En nuestro caso, el estudio lo realizamos con el laboratorio de Bioquímica y Química Veterinaria del INTA Balcarce. Todos los datos para los mapas y demás se hicieron allí”.

—¿En qué momento del año se deben hacer los análisis?

—La recomendación que siempre damos es que, si no conocemos la calidad del agua que consumen los animales, se deberían hacer independientemente de la época del año. Después, una vez que contamos con los análisis, vemos qué concentraciones tenemos de los distintos parámetros.






“Y si apreciamos que existen algunos que, si bien no superan los valores recomendables, están al límite lo que se sugiere es que se haga uno periódico para controlar la mayor cantidad de veces posible. ¿Por qué? Porque es muy fácil que un agua de regular calidad pueda pasar a mala calidad.

—¿Es lo mismo hacer un muestreo en invierno que en verano?

—No. Generalmente, por las temperaturas y las condiciones que se dan en el verano, el contenido de sal que tiene el agua se eleva.

—¿Lo ideal entonces es hacer dos análisis por año?

—Se debe controlar lo más que se pueda. Si tenés una bebida en el límite de lo recomendable, se deberían hacer —al menos— dos controles periódicos, sobre todo en las estaciones invernal y veraniega.

—¿Cuál es el porcentaje de las tierras afectadas a la ganadería a las cuales se les analiza la calidad del agua de bebida?

—Si bien no tengo el número exacto, desde que comencé a trabajar en esta temática para consumo animal concluí que el productor no hace el análisis de agua hasta tanto no detecta un problema sanitario.






“Lo que pasa es que no lo hace normalmente, como sí sucede para un forraje. Quiero decir: es bajo el porcentaje de productores que analizan el agua”.

—¿Cuáles son los otros beneficios?

—En el caso de que tengamos un componente químico y toxicológico elevado lo que hacemos es evitar que el animal tenga un deterioro a nivel general y que se resiente la producción.

“El agua nos indica y nos aporta una cantidad de nutrientes muy importantes que, a veces no lo entregan los forrajes, o en todo caso, nos ayuda a balancear lo que aportan estos forrajes y el agua, que es importante considerarla como un nutriente. Es esencial en la dieta del animal porque puede ser un gran aporte de minerales.






“No analizar es perjudicial porque si se consume agua de bebida de mala calidad se resiente la producción; hay baja ganancia de peso y, en el caso de que sean animales de producción de tambo, se resiente la producción de leche, así como se generan distintos problemas productivos”.
El informe sobre mapas

El informe sobre mapas de calidad de agua para consumo animal fue realizado por María José Pizarro; María Clara Mediavilla y Corina Cerdá, del INTA Bordenave y por Eduardo Fernández, del INTA Balcarce.

Se presentó la actualización de la base de datos georreferenciadas, con la generación de mapas que permiten conocer la distribución geográfica y caracterizar un importante número de fuentes de agua para consumo animal en el sudoeste bonaerense.



María José Pizarro, del INTA Bordenave.



Entre las consideraciones finales del trabajo se tuvo en cuenta:

—Se evidenciaron bajos contenidos de sales totales, lo que indicaría que el principal aporte de minerales a la dieta de los animales debe ser a través de alimento sólido.



María Clara Mediavilla, del INTA Bordenave.



—Un alto número de muestras evidenciaron un exceso de flúor en el agua de bebida a nivel regional, poniendo de manifiesto que gran parte de los animales se encuentran expuestos a altas concentraciones.

—En investigaciones previas se han encontrado indicios de una asociación entre los excesos de flúor en el agua de bebida y la presencia de hipocupremia, probablemente debido a la disminución de la actividad de la enzima ceruloplasminaoxidasa (Fernández, 2019), que hace que dicho parámetro sea analizado con espacial énfasis al momento de establecer la aptitud para consumo de una fuente de agua.



Eduardo Fernández, del INTA Balcarce.



—Estos resultados reafirman la importancia de analizar la calidad del agua que consumen los animales y que, generalmente, no es considerada como un factor limitante para la producción.
Para concretar el informe fue vital el aporte del laboratorio de Bioquímica Clínica Veterinaria del INTA Balcarce; de María Lucía Coria, del INTA EEA Cesáreo Naredo y de la AER de Pigüé, perteneciente al INTA Bordenave.

lanueva.com

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