De acuerdo con el programa APC, desarrollado en colaboración con la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca), que ha sido pionero en establecer un índice de calidad estandarizado en las aplicaciones, se ha permitido unificar más de diez variables críticas en un solo valor cuantificable, aplicable tanto a las pulverizaciones aéreas como a las terrestres permitiendo, de esta forma, establecer el ranking de calidad realizado por más de 1.000 equipos y 2.500 personas.
lanueva.com - Por Guillermo D. Rueda
Con grupos divididos en un 80 % de manera terrestre y el 14 % en aviones, la novedad —o no tanto— es la mayor presencia de la utilización con drones (en este caso con el 6 %).
De acuerdo con la Fearca, la inclusión resalta el impacto del conocimiento especializado proveniente de la aviación agrícola en la optimización de estos equipos, así como el común denominador de las aplicaciones de mayor calidad es el mayor conocimiento de los aeroaplicadores sobre los parámetros esenciales para lograr una pulverización eficiente; es decir, cobertura, tamaño y uniformidad de las gotas, así como el volumen correcto a utilizar.
En tal sentido, el programa APC no sólo pretende mejorar la eficiencia en las aplicaciones, sino también optimizar el uso de fitosanitarios y reducir la huella hídrica y de carbono en las prácticas agrícolas.
Esta orientación hacia la sostenibilidad —se remarcó— es clave para el futuro del sector al garantizar que las mejores prácticas no solamente sean más efectivas, sino más responsables con el medio ambiente.
“El programa APC es fruto de un trabajo conjunto con investigadores de diversas universidades, siempre bajo la norma ISO 9001, y destaca la importancia del conocimiento de los pilotos en la mejora continua de las aplicaciones aéreas”, sostuvo Gustavo Marón, exadministrador de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y actual asesor de Fearca.
Recientemente, en un encuentro realizado en la ciudad entrerriana de Gilbert, en la jornada a campo se midió la calidad de las aplicaciones utilizando tarjetas hidrosensibles en tres plataformas: un avión Air Tractor 502; un drone DJI y una pulverizadora PLA.
Los resultados del índice de calidad APC en aplicaciones de herbicidas fueron del 78 % en el avión; 84 % en el drone y 58 % en la terrestre. En el caso de insecticidas y fungicidas, el IC APC fue del 91 % en el avión; 90 % en el drone y 65 % en la pulverizadora terrestre.
¿Cuál es el diferencial en la aplicación de la pulverización con drones? Gonzalo Gómez, de Desarrollo de Mercado de DroneScope.ag, lo explica de esta manera: “Lo que brinda un vuelo de dron es la posibilidad de detectar cuáles son los sectores comprometidos y realizar una prescripción para utilizar los recursos sólo donde se necesitan. Una vez que se toman y procesan las imágenes, se aíslan áreas del lote con polígonos que identifican los lugares donde las malezas están presentes y esa información se carga en el monitor del pulverizador. Esto es, cuando el pulverizador ingresa en un área donde hay malezas, actúa; y cuando ingresa a otra donde no hay, deja de hacerlo”.
De acuerdo con los especialistas en el tema, con la información que proporciona el dron el productor puede ahorrarse hasta el 90 % del costo de herbicidas e, incluso, hacer que los equipos pulverizadores aumenten su capacidad operativa.
El servicio del dron consiste en ir al lote, volar la totalidad de la superficie, procesar las imágenes en la plataforma y generar un mapa de localización y presión de enfermedades de suelo por lote.
“Aporta la gran ventaja de recorrer y fotografiar de manera aérea en poco tiempo, y cubriendo grandes superficies. Incluso, actúa la inteligencia artificial al permitir planificar un mapeo de rutas de vuelo y, también en el software que interpreta las imágenes buscando patrones que, luego, serán los datos. Claramente, la utilización de los drones no sólo abarata costos, sino que también permite ganar tiempo y eficiencia”, asegura Gómez.
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