22 de octubre de 2024

Ceferino Namuncurá, por qué convoca y despierta la devoción de miles



“Quiero estudiar para ser útil a mi pueblo, a mi gente”.

Ese era el mapuche Ceferino Namuncurá a los 11 años.

Nacido en Chimpay, a orillas del río Negro, el 26 de agosto de 1886, a su corta edad ya tenía claro el camino que quería emprender.

Lo hizo por poco tiempo, porque murió a los 18 años, pero el impacto fue de tal trascendencia que la devoción sigue intacta.

Cuando se cumplen 100 años de la llegada de sus restos desde Roma a Fortín Mercedes, en Pedro Luro, el recuerdo y la fe siguen encendidos.





Por eso, este 9 y 10 de noviembre habrá una peregrinación al Santuario Nacional de María Auxiliadora de Fortín Mercedes con un sentido de gratitud y para rezar por la canonización del beato. También se celebran los 90 años de la Arquidiócesis de Bahía Blanca.

El padre Pedro Narambuena, rector del Santuario, brindó detalles para conocer más a Ceferino, ese niño y joven que aún conmueve a tantas personas de fe.

¿Por qué su historia y ejemplo despiertan tanta devoción? ¿Qué hizo Ceferino en tan corto tiempo de vida para tener semejante impacto y arraigo en los corazones de la gente, de los fieles y ser nombrado beato?

“Su vida, su testimonio, sus cartas, su espiritualidad, lo destacaron”, dijo.

Contó que cuando su padre, el cacique Manuel Namuncurá, escuchó que Ceferino quería ser útil a su gente, a su pueblo, lo llevó a la Marina, pero el niño no se sintió bien allí y lo expresó. Entonces, hubo un cambio de rumbo, el padre lo llevó al Colegio Pío IX de Almagro, con los misioneros salesianos.

“Ceferino es el que buscó un lugar donde formarse para ser útil a su gente. Eso es interesante, destacar el protagonismo de su destino”, subrayó el padre Pedro.





“En Argentina es uno de los grandes beatos que despierta muchísima devoción, y más aún en los jóvenes”, contó.

Mencionó que la santidad de Ceferino está en la fidelidad a su fe, a su vida cristiana y en que vivió con entereza la opción que él tomó.

“Es un joven de nuestra tierra, de los pueblos originarios, mapuche, con esa riqueza de la cultura comunitaria, con un sentido de lo sagrado, actitud solidaria y el sentido profundo de Dios”, expresó.

Ceferino fue bautizado a los 2 años por Domingo Milanesio y luego abrazó el deseo de ser sacerdote.

“La alegría y humildad que irradia son las virtudes que se destacan en el testimonio de Ceferino, de su vida cristiana y comprometida”, consideró.

En Chimpay todos los años, el último domingo de agosto, el más cercano al aniversario de su cumpleaños, Ceferino reúne a más de 40 mil personas, un número muy importante teniendo en cuenta la distancia entre las poblaciones. Hay devotos en Buenos Aires, Rosario, Mendoza, Tucumán, Salta y Chubut, entre otros sitios.






La Iglesia Católica lo consagró beato en 2007, en Chimpay. La suya fue la primera beatificación en Argentina. Para su canonización hace falta otro milagro, como último paso de su reconocimiento.

El primer paso antes de la beatificación fue la declaración de Venerable, cuando se reconocieron sus virtudes. Después fue necesario un milagro para declararlo beato.

“El milagro consistió en que le concedió el deseo de la maternidad a una mujer que no podía concebir. Ella invocó a Ceferino y pudo tener a su hijo. Se estudió el caso y fue algo extraordinario que la ciencia y la medicina no pudieron explicar. Se atribuyó a la intercesión de Ceferino”, contó el padre Pedro.

Ceferino Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886, en Chimpay (Río Negro), y murió el 11 de mayo de 1905, a los 18 años, en Roma.

Durante toda su vida fue un ejemplo de fe y una inspiración para miles de fieles católicos de la región y la Patagonia, quienes lo veneran hasta el día de hoy.

En Almagro, junto a los misioneros salesianos, conoció a Monseñor Juan Cagliero. Luego se mudó a Viedma, por problemas de salud, donde se encontró con Artémides Zatti, en el Hospital San José, el primer hospital de la Patagonia, que dirigía Evasio Garrone. Zatti, hoy consagrado santo (el primer santo religioso laico de la Iglesia, hermano coadjuntor), era seis años mayor que él.

Monseñor Juan Cagliero lo llevó en 1903 a Roma para mejorar su salud. Allí murió en 1905, en el hospital Fatte bene Fratelli.

Si bien murió en Europa, sus restos fueron repatriados en 1924 y ubicados en la capilla de Fortín Mercedes. Y luego los colocaron en la capilla que se reconstruyó en el Fortín, en el altar dedicado como beato. En 1991 fueron entronizados en el Santuario de María Auxiliadora. El 7 de julio de 2007, el papa Benedicto XVI firmó el decreto que declaraba a Ceferino Namuncurá como beato, hecho que se consumó meses después, en Chimpay.

Los restos de Ceferino permanecieron en Fortín hasta agosto de 2009, cuando fueron trasladados a San Ignacio, en Neuquén (allí vive la comunidad mapuche a la cual alguna vez perteneció). Sin embargo, la comunidad lurense lo sigue recordando todos los años.

En Fortín Mercedes se conserva una reliquia insigne del querido beato patagónico: una de sus vértebras, en el altar dedicado a él.

“Nuestro beato de la cultura mapuche hizo esta síntesis tan bonita: ‘Ceferino profundamente mapuche, profundamente cristiano, hijo de Dios y hermano de todos’”, destacó.

El lema de la peregrinación es: “Con María y Ceferino, mirada atenta, corazón sensible y manos solidarias”.

“Una invitación a responder a ser útil y servir, a no ser insensible o indiferente ante la realidad del otro, en el camino de nuestra vida. Corazón sensible, capaz de compasión. Hacerse prójimo y samaritano. Y manos solidarias, el compromiso de poner el hombro y las manos en el servicio por el bien de sus hermanos”, dijo el padre Pedro.

Asimismo, habrá un sentido de gratitud por el trabajo del campo, ya que María Auxiliadora es patrona del agro.
AGENDA
Peregrinación al Santuario María Auxiliadora de Fortín Mercedes

Sábado 9
A las 12: Toque de campanas y oración mariana.
A las 19: Eucaristía. Recepción y bendición de los peregrinos y ciclistas.

Domingo 10
Feria de artesanos y manualistas.
A las 10: Inicio de la procesión desde ruta 3.
A las 11: Solemne eucaristía.
A las 12.30: Bendición de vehículos.
A las 15.30: Espectáculo cultural en el SUM.
A las 19: Bendición y despedida de los peregrinos.



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