Artesanías, alojamientos, vida al aire libre, distintas comidas: todo eso se puede encontrar en Villa Iris.
El Abrojal es una iniciativa de turismo rural llevada adelante por un grupo de productores rurales y emprendedores de Villa Iris, que se asociaron con el fin de ofrecer una atractiva propuesta a quienes deseen pasar un momento distinto en contacto con la naturaleza y en convivencia con las costumbres de una comunidad rural que se encuentra a tan solo 110 kilómetros de Bahía Blanca.
Anahí González
agonzalez@lanueva.com
Además, el proyecto permite a sus impulsores diversificarse y generar un ingreso extra a sus actividades primarias.
Las personas o grupos interesados pueden diagramar la visita según sus necesidades, inquietudes y preferencias, ya que El Abrojal se adapta a los requerimientos de los turistas.
La idea es que quienes lleguen a la localidad con ganas de experimentar la vida campestre, también puedan realizar degustaciones de productos locales, conocer el trabajo de los artesanos del pueblo y hasta alojarse en las cálidas habitaciones del Hotel Villa Iris, atendido por sus dueños.
El grupo se creó en 2015 a través del programa Cambio Rural II, bajo la órbita del ministerio de Agricultura de la Nación, y cuenta con la guía de la licenciada en Turismo Susana Schwerdt.
Entre sus componentes se encuentran Pichilihuen, una empresa agropecuaria que pertenece a la familia Morales, que desde 1949 abre las tranqueras para recibir a contingentes de turistas de todo el país.
También la integra Dulzuras MC, a cargo de Celeste Issaly, quien se dedica a proveer de panes caseros, bombones, cascaritas y demás delicias a los visitantes.
Otro de los integrantes de la agrupación El Abrojal es el establecimiento La Familia, un pequeño campo ubicado en la entrada del pueblo atendido por sus dueños Omar Antonini y su esposa Cecilia y con la ayuda de sus hijos Mauro, Ezequiel, Paola y Juan Pablo.
El Centro de Artesanos de Villa Iris también participa de la iniciativa.
Está compuesto por 13 artesanos que exponen sus productos en la exestación del ferrocarril. Ellos realizan trabajos de pintura, tallado en madera y en troncos de palmera (con motivos de Molina Campos) telar mapuche, bijouterie y bordado chino, entre otras propuestas.
Al pensar en alojamiento, el Hotel Villa Iris utiliza las mismas instalaciones en que antes funcionaba el ex Hotel Munich.
Es atendido Mercedes Rivera (de profesión kinesióloga) y su marido José Helves (médico) con la colaboración de sus hijos.
Otra de las atracciones es el museo Urbano Rural Pertenece a Juan Carlos Antonelli quien, a través de él, trata de recuperar la historia de Villa Iris y de su familia, en particular.
Del grupo también participa Artesanías Quitrahué. Se encuentra a cargo de Jorge Sassi, quien elabora pinches, discos y arados para la gastronomía. Cuenta con una gran variedad en tablas de madera, entre otros productos.
Las personas o grupos interesados pueden diagramar la visita según sus necesidades, inquietudes y preferencias, ya que El Abrojal se adapta a los requerimientos de los turistas.
La idea es que quienes lleguen a la localidad con ganas de experimentar la vida campestre, también puedan realizar degustaciones de productos locales, conocer el trabajo de los artesanos del pueblo y hasta alojarse en las cálidas habitaciones del Hotel Villa Iris, atendido por sus dueños.
El grupo se creó en 2015 a través del programa Cambio Rural II, bajo la órbita del ministerio de Agricultura de la Nación, y cuenta con la guía de la licenciada en Turismo Susana Schwerdt.
Entre sus componentes se encuentran Pichilihuen, una empresa agropecuaria que pertenece a la familia Morales, que desde 1949 abre las tranqueras para recibir a contingentes de turistas de todo el país.
También la integra Dulzuras MC, a cargo de Celeste Issaly, quien se dedica a proveer de panes caseros, bombones, cascaritas y demás delicias a los visitantes.
Otro de los integrantes de la agrupación El Abrojal es el establecimiento La Familia, un pequeño campo ubicado en la entrada del pueblo atendido por sus dueños Omar Antonini y su esposa Cecilia y con la ayuda de sus hijos Mauro, Ezequiel, Paola y Juan Pablo.
El Centro de Artesanos de Villa Iris también participa de la iniciativa.
Está compuesto por 13 artesanos que exponen sus productos en la exestación del ferrocarril. Ellos realizan trabajos de pintura, tallado en madera y en troncos de palmera (con motivos de Molina Campos) telar mapuche, bijouterie y bordado chino, entre otras propuestas.
Al pensar en alojamiento, el Hotel Villa Iris utiliza las mismas instalaciones en que antes funcionaba el ex Hotel Munich.
Es atendido Mercedes Rivera (de profesión kinesióloga) y su marido José Helves (médico) con la colaboración de sus hijos.
Otra de las atracciones es el museo Urbano Rural Pertenece a Juan Carlos Antonelli quien, a través de él, trata de recuperar la historia de Villa Iris y de su familia, en particular.
Del grupo también participa Artesanías Quitrahué. Se encuentra a cargo de Jorge Sassi, quien elabora pinches, discos y arados para la gastronomía. Cuenta con una gran variedad en tablas de madera, entre otros productos.
La Nueva