31 de julio de 2016

“la política es el mejor lugar para la juventud”




La verdad que esta frase “la política es el mejor lugar para la juventud” la sostengo a rajatabla. Cuando hablo de política no hablo de que alguien tenga que firmar una ficha de afiliación a un partido, estoy hablando de otra cosa. La política es algo superior a un partido político. La política es esencialmente la vocación de involucrarse personalmente, con su vida, con su práctica, en la construcción de una sociedad mejor.


Porque evidentemente el mundo en el que estamos no nos conforma. Nadie que esté conforme con el mundo que lo rodea, que piensa que todo está bien y que no hay nada que cambiar, tiene lugar en la política. En la política están los que piensan que hay cosas que cambiar. No quiere decir que pensemos que está todo mal sino que todavía hay cosas que hay que cambiar, trabajar, profundizar y democratizar, sobre todo. Cristina Fernandez de Kirchner escribió en su cuenta de facebook.




Hola. ¿Cómo están todos y todas?


Recién cuando saludaba uno por uno a los compañeros y compañeras que están aquí junto a todos ustedes, Clara -qué nombre-, me dice: “acá está, acá estamos, somos la pesada herencia”.


La verdad que tenía muchas ganas de compartir con ustedes este plenario. Como verán, no vengo ni de maestra ni de profesora, estoy sentada en un pupitre como el de ustedes, porque siempre hay que seguir aprendiendo.


A propósito de aprender, quería estar en este plenario de secundarios nacional que es de una agrupación pero que hay otras también. A todas las agrupaciones presentes un saludo muy grande, porque hay un común denominador: amor a la patria, solidaridad, y unidad estudiantil para lograr cosas.

Quería visibilizar en este momento tan especial este encuentro de jóvenes secundarios. Porque mucha gente, compañeros o no, me pregunta qué hacer en estos momentos difíciles, complejos, donde los derechos y conquistas y garantías que habíamos construido en esta democracia, estos 12 años y medio que compartimos…


Es curioso, el promedio de edad de ustedes es 15 años, 13, 14, prácticamente vivieron y estudiaron durante los últimos 12 años y medio. Y frente a tanta gente grande, compañeros experimentados, viejos militantes, dirigentes, o no, gente común, pero gente de mi edad, y más joven, que me preguntan qué hacer, cómo se hace, toda esta cosa de liderazgo, yo sentí que tenía que estar acá hoy para mostrarles cómo se hace: ustedes son el ejemplo de cómo se hace.





El año pasado, en el año 2015, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires había sancionado el boleto estudiantil gratuito. Era un proyecto presentado por compañeros que fue aprobado por la Legislatura, fue promulgado por las autoridades de ese entonces, y obviamente para poner en marcha este viejo reclamo era necesario reglamentarlo, y hubo cambio de gobierno, y era necesario que el nuevo gobierno lo reglamente. Las nuevas autoridades consideraban que no era necesario, que era un gasto o algo que no debía llevarse a cabo, y ustedes, junto al resto de las agrupaciones estudiantiles secundarias, cualquiera sea su ubicación –los secundarios de Perón, como le gusta llamarlo a ustedes, y los de izquierda- se pusieron de pie y realizaron movilizaciones en la ciudad de La Plata, y finalmente obtuvieron a partir de la lucha y con participación que se reglamentara el boleto estudiantil.


Y esto es la demostración más clara, más concreta de que la voluntad, la organización, la decisión y la unidad de los titulares de los derechos, independientemente de cuál sea la historia de cada uno, el lugar político del que vengan, es lo que finalmente logra que las instituciones o las autoridades accedan al reclamo y hoy haya en la Provincia de Buenos Aires boleto estudiantil gratuito, porque los secundarios se pusieron de pie.





Y la verdad que nunca fui consultada por ningún dirigente secundario de cómo tenían que hacer, ni de qué hacían, ni de cómo lo iban a hacer, porque si alguien comprende que en cada uno de nosotros, en cada uno de ustedes, está su verdadero jefe y su verdadero dirigente, las cosas se pueden lograr, como ustedes lo han hecho.


Quería visibilizarlo, porque de repente parece mentira pero que jóvenes, con su promedio de edad -12, 13, 14, 15 años- sepan cómo hacer para defender sus derechos y obtener lo que se han ganado, y entonces uno se pregunta por qué los jóvenes pueden hacerlo y por allí los más grandes con responsabilidades institucionales, dirigenciales, en distintos frentes, institucionales, parlamentarios, sindicales, etc. no pueden lograrlo. ¿Y saben por qué? Porque el compromiso de ustedes es con sus propios compañeros, y porque ninguno de ustedes está pensando qué le va a tocar o qué va a hacer el año que viene: si va a ser diputado, senador, gobernador, presidente, no están pensando en eso. Por eso pueden lograr lo que lograron.





Pero además también porque si bien están en plena etapa de formación –una formación muy especial, en democracia, en la cual cada uno de ustedes aprende de su propia práctica, de la del compañero, del error, de lo que ve, corrige, ensaya, vuelve a intentarlo- fundamentalmente son jóvenes que se están formando pero se forman al mismo tiempo que se informan, con canales de información y participación sustancialmente diferentes a los formales, a los establecidos, a las cosas preestablecidas. Y entonces pueden recibir esa información desde la propia formación que están teniendo acá y entonces tomarla, filtrarla, y decidir qué es lo conveniente para construir esa conformación que ustedes están haciendo de ustedes mismos como seres humanos, como ciudadanos, y también como futuros dirigentes.


Por eso en cada uno de ustedes hay un dirigente, que nadie les venda ninguna otra cosa rara, en cada uno de ustedes hay un dirigente, y no es que venga a plantear la anarquía, simplemente vengo a transmitirles a todos ustedes que la experiencia propia en la militancia, en la vida secundaria, es única e intransferible. Nadie les va a enseñar nada mejor que lo que ustedes mismos sean capaces de hacer, transformar e incorporar a su propia experiencia para seguir transmitiendo a los que vienen atrás. Ese es el rol.





La Universidad Tecnológica Nacional no se llamaba así. Voy a decir algo que una mujer jamás debería decir: la UTN no nació como UTN, nació con el nombre de Universidad Obrera, y Perón la creó en el año 53, el año en que nació la suscripta. Esta universidad tiene los años que tengo yo. Y esta Facultad, la de Ingeniería, que fue creada en el 55 cuando vino el golpe, la dictadura, la cerraron, estuvo más de 3 meses cerrada, y recién en el 59 incorporaron la UTN al conjunto de las universidades argentinas. No fue gratis, fue producto de una lucha muy fuerte por parte de todos los estudiantes, y hoy esta universidad alberga a más de 70 mil estudiantes.





Nosotros hicimos, en nuestro gobierno, en una metáfora temporal impresionante, construimos el moderno edificio de la UTN en Río Gallegos sobre un terreno baldío que había donado Néstor cuando fue Intendente entre el 87 y el 91. Él como Intendente y el Concejo Deliberante donaron un terreno municipal para que allí se construyera la UTN, entre el 87 y el 91, en el 91 él surge electo como gobernador. ¿Saben quién construyó la universidad en su totalidad, que hoy está construida moderna, divina? Néstor como Presidente. Fijate vos, el terreno debe haber sido donado en el 87, 88, y recién a partir de 2003, creo que fue la última inauguración que hice como Presidenta, inauguramos el edificio. Menos mal que Néstor llegó a Presidente porque si no sería todavía un terreno baldío. Hoy es una moderna universidad que alberga muchísimos compañeros como todos ustedes. Y también me cuentan que este lugar en el que estamos ahora, en el año 2007 era techado, piso de tierra y un estacionamiento de autos, y hoy tenemos el doble de aulas y modernos laboratorios, en el marco de lo que fue el plan de obras para las universidades argentinas. Pero bueno, me parece que esto ya es conocido, es sabido.





Seguramente durante el día estuvieron discutiendo todas las problemáticas de ustedes, de los secundarios, de la educación, pero también –y esto lo digo siempre cuando hablo con distintos sectores, en este caso son los jóvenes secundarios del país pero pueden ser los trabajadores en una fábrica, los científicos en el CONICET o en un laboratorio, una cooperativa de fábricas recuperadas- lo importante además de abordar la problemática del sector, es pensarse como parte de un todo, de un proyecto y de un país, nuestro país.


¿Por qué digo esto? Porque seguramente las demandas sectoriales, como podía ser el boleto estudiantil, como puede ser que se prosiga con el plan PROGRESAR para que se le permita a los jóvenes que no tienen los recursos necesarios completar sus estudios secundarios, todo esto también depende de una situación general del país. Ustedes no son marcianos que vienen al colegio secundario, no vienen de un lugar extraño, vienen de una familia, de un hogar cuyos padres tienen que tener trabajo, una casa, un salario que les permita llegar a fin de mes para que su hijo pueda estudiar. Para realizar el sueño del progreso, como lo tuvimos nosotros que pudimos llegar a la universidad y al llegar a la universidad pudimos llegar a ser presidentes.





Es en definitiva el sueño que teníamos todos, el permanente en nuestro país: que cada día que pasara íbamos a estar un poco mejor. Y nuestro viejo sueño de que nuestros hijos estuvieran mejor de lo que nosotros habíamos estado, que a nuestros hijos les costara menos terminar el secundario, llegar a la universidad. Este es el objetivo.


Por eso digo que los jóvenes secundarios no deben perder de vista siempre esto, la pertenencia a un todo más grande. Fundamentalmente porque también hace ala construcción de la solidaridad desde lo colectivo, en un mundo que tiende a que cada vez seamos más individualistas, en una sociedad en la cual nos quieren consumidores más que ciudadanos. En un mundo que nos quiere aislados los unos de los otros y muchas veces enfrentándonos entre aquellos que tenemos los mismos intereses, las mismas aspiraciones, los mismos deseos. Muchas veces nos enfrentan artificialmente a partir de lo que yo charlaba el otro día en el homenaje a Chávez en el Instituto PATRIA, un manejo muy sofisticado, muy estudiado de la información y la comunicación en la cual trabajan sobre nuestras individualidades para seguir siendo cada vez más individuos aislados y menos ciudadanos colectivos solidarios.





Me parece que ustedes están en una etapa muy especial, la de la formación, no solamente la instrucción porque saben geografía, historia, matemática o literatura: la etapa de la formación del ser humano, donde se conocen con el otro, donde comparten con el otro, donde interactúan en sociedad a partir de vivencias comunes, que van desde la escuela, que pasan por la música, por el chateo, por todo lo que hoy es ser joven, que es sustancialmente diferente a las formas nuestras de comunicarnos. Que no son mejores ni peores, que son diferentes. Y que exigen por parte de nosotros –los más grandes- entender este mundo en transformación, lo que está viniendo, y ayudar y poner el hombro para que ustedes puedan seguir en este aprendizaje común y colectivo que están realizando.

La verdad que esta frase “la política es el mejor lugar para la juventud” la sostengo a rajatabla. Cuando hablo de política no hablo de que alguien tenga que firmar una ficha de afiliación a un partido, estoy hablando de otra cosa. La política es algo superior a un partido político. La política es esencialmente la vocación de involucrarse personalmente, con su vida, con su práctica, en la construcción de una sociedad mejor.


Porque evidentemente el mundo en el que estamos no nos conforma. Nadie que esté conforme con el mundo que lo rodea, que piensa que todo está bien y que no hay nada que cambiar, tiene lugar en la política. En la política están los que piensan que hay cosas que cambiar. No quiere decir que pensemos que está todo mal sino que todavía hay cosas que hay que cambiar, trabajar, profundizar y democratizar, sobre todo.





Sé que estuvieron trabajando sobre un documental que yo recomendé en las redes, el de Noam Chomsky, Réquiem del Sueño Americano. Es excelente. Abre mucho la cabeza, ayuda mucho a pensar, y permite que todos podamos tener una información que no aparece en ninguna otra parte. En un mundo en el que tenés apenas 3 minutos para hablar por televisión y decir una idea –es muy difícil elaborar un pensamiento en 3 minutos-. Como decía Umberto Eco, en este mundo en el que se escucha poco y se mira todo, es necesario volver a reflexionar, volver a leer, volver a formarnos, volver a escuchar.


Mi generación -Chomsky habla de los años dorados, la década del 50 y los 60-, si uno lo traspola a nuestro país podemos hablar de 50 y 60 como años en los que se fue formando toda una generación que luego protagonizó grandes transformaciones en el país; por lo pronto, la vuelta de Perón a la Patria, nada más ni nada menos.



Pero esta juventud de ustedes tiene una inmensa ventaja sobre la de nosotros, que es la de aprender de nuestros errores, que por cierto los hubo y grandes. Tienen la inmensa ventaja de poder tener esa experiencia, que es cierto que es intransferible, pero los va a ayudar a ustedes a no equivocarse en el camino que tienen que emprender.


Este triunfo que han obtenido ustedes con el boleto estudiantil gratuito, que lo repito porque está invisibilizado, y no está invisibilizado por casualidad sino para que nadie pueda tomar el aprendizaje de lo que significa la lucha de un grupo de miles de estudiantes que se unieron superando diferencias y lograron que se implementara un derecho que se había obtenido. No sé si será el Frente Ciudadano o qué, sé que son ciudadanos de 15, 16 años que hacen las cosas bastante mejor que algunos de nuestra edad que tienen responsabilidades mucho mayores. Y no me refiero a gente de a pie, me estoy refiriendo a aquellos que tienen responsabilidades institucionales que el pueblo les confirió con su voto para que defienda sus intereses, y por ahí se hacen los distraídos y miran hacia otro lado. Ustedes están mirando para el lado que hay que mirar, para adelante, para el futuro, y fundamentalmente para los intereses que ustedes tienen que defender y representar.





Yo quiero decirles que tienen que estar muy orgullosos de los compañeros y compañeras que construyeron y condujeron esta lucha por el boleto estudiantil. Y que tiene que ser un modelo de construcción, no el único, no se construye de una sola manera ni desde un solo lugar, se construye desde todos los lugares posibles: desde un colegio secundario, un centro de estudiantes, un sindicato, la universidad, un laboratorio, desde la calle, en todos lados se construye, solamente hay que saber mirar, encontrase con los compañeros que tienen intereses comunes, vivencias similares, ideas parecidas.


Ni siquiera les digo ideas iguales, ideas apenas parecidas, siempre hay puntos de contacto. Si para hacer algo tenemos que estar de acuerdo desde el punto A hasta el Z no vamos a hacer nada. Hagamos una cosa: fijemos como método de construcción que si hay 20 puntos y estamos de acuerdo en 2, vamos todos por esos 2, y cuando consigamos esos 2 vamos por más. De eso se trata en definitiva la construcción política.



Yo quiero finalmente agradecerles y decirles que estoy muy contenta de que tantos jóvenes de tan corta edad puedan sentarse, venir, compartir esta experiencia. Todos ustedes vivieron gran parte de su vida en una Argentina que construyó derechos como en pocas etapas de nuestra historia.


Me siento muy orgullosa como militante de este espacio político de haber tenido el inmenso honor de haber podido conducir los destinos de este país y en ese marco haber construido una generación de derechos para los trabajadores, los científicos, las amas de casa, los jubilados, las mujeres, como nunca tal vez en otras etapas de la historia.


Yo siempre decía cuando nos tocó promulgar la Ley de los Trabajadores de Casas de Familia y antes el Estatuto del Peón –que fue revitalizar lo que había hecho el primer gobierno de Perón- que ni siquiera durante los dos gobiernos de Perón se había podido sancionar esa vieja aspiración que tuvo Eva de los derechos de los trabajadores y trabajadoras de casas de familia.


Entonces ustedes se criaron en esa Argentina, no se criaron en la Argentina que me tocó a mí, por ejemplo, en donde lo político era muy duro, porque estaba prohibida la política, había proscripción del peronismo, Perón estaba fuera de la Patria. Lo económico no era tan duro como es ahora porque pese a ser hija de trabajadores pude acceder a la universidad, pero lo político era muy duro.





Y yo creo que precisamente fue durante estos 12 años y medio en los cuales pudimos combinar como pocas etapas, tal vez la única donde pudimos combinar la vigencia de las libertades y garantías individuales de la vieja Constitución del 53 con los derechos, las garantías y el piso de acceso a los bienes económicos, sociales y culturales de la Constitución del 49. Diría que fuimos la combinación de esos dos espacios institucionales, el garantista y el libertario pero que por ahí te morías de hambre de la Constitución del 53, con la del 49, con todos los derechos y garantías.


Entonces digo que el gran desafío que van a tener ustedes, la pesada herencia -como dice Clara-… ¿Se acuerdan cuando el último 1º de marzo, de la Asamblea Legislativa de 2015, dije que iba a dejar un país fácil para la gente pero complicado para los dirigentes? Bueno, parece que ahora algunos dirigentes se la están complicando a la gente.





Pero creo que estas reflexiones vienen para que esta generación, que es la de ustedes, y las que les siguen, pongan como meta una transformación institucional que pueda combinar estas dos tensiones permanentes de nuestra historia, esto que parece que no puede unirse.


Parece que no era posible ser libre, decir lo que uno quería, hacer lo que uno quería, como pasó en estos 12 años y medio. Elecciones libres y participativas como nunca, pero al mismo tiempo, entre cada período legislativo, aún cuando el gobierno ganaba las elecciones, era atacado ferozmente desde los medios de comunicación, en lo que algunos definieron como “periodismo de guerra”.


Que podamos combinar esa libertad con todo lo que logramos social y económicamente en estos 12 años y medio, para decir que entonces sí vivimos en democracia. Y esta es una labor que tenemos que encarar los argentinos, y especialmente ustedes que están en la etapa de formación.


El gran desafío: construcción social en las calles, en los colegios, en las universidades, en los sindicatos, en las fábricas, en las asociaciones de consumidores, de padres, de cooperadoras, en cooperativas, construcción territorial real, sindicatos, y también paralelamente construcción institucional, para que estos derechos como les pasó con el boleto estudiantil, no sea que cada derecho tenga que ser arrancado o vuelto a reponer a partir de movilización constante y permanente, que está bueno pero que también sería bueno que te reconocieran los derechos sin necesidad de ir a protestar.


Sería bueno que toda la dirigencia institucional y política advirtiera que la mejor garantía para vivir en forma segura es tener democracia con participación y derecho social. Esto es en definitiva la mayor seguridad que podemos dar.


Por eso quería compartir con ustedes esta clausura de la jornada de secundarios nacionales, agradecerles a ustedes porque ¿saben qué? Ver esta cantidad de jóvenes, de pibes y pibas me hace recordar otras épocas.


Tengo una inmensa confianza en todos ustedes, porque nadie les puede decir que determinadas cosas no se pueden hacer, nadie les puede contar que si son hijos de trabajadores no pueden llegar a la universidad, nadie les puede decir que no tienen derecho a un boleto estudiantil, nadie les puede decir que no tienen derecho a una computadora, porque la tuvieron, nadie les puede decir que no tienen derecho a soñar, porque estos años que parecían un sueño, una utopía en mi juventud, entre todos lo pudimos hacer realidad.





Se trata entonces de que esta realidad que ustedes vivieron la puedan vivir los que vienen atrás de ustedes. Esto es un compromiso que tienen que tomar todos ustedes. Que cuando terminen quinto año y decidan que siguen en la universidad, o un terciario, o un oficio, o alguna otra actividad, sepan que ninguno de los compañeros con los que empezaron primer año se tuvo que quedar en el camino porque el viejo perdió el trabajo, porque no puede viajar. Que cuando ustedes terminen quinto año, si cuando empezaron en primer año eran 3 o 4 divisiones, haya 6, con más pibes, porque más pibes van al secundario.


Que cuando terminen el colegio sepan que van a poder en definitiva llegar a lo que yo siempre quise como Presidenta: que cada argentino pudiera elegir su vida, porque yo tuve la inmensa suerte de poder elegir la mía. ¿Qué significa elegir tu vida? Significa que vos decidís qué vas a hacer, si estudias, estudias, si no estudias es porque querés, pero no porque no podés -porque te falta la plata, porque te cerraron la universidad-.


Esto fue lo que siempre quise, que la dicha, la inmensa suerte que tienen los que nacieron en hogares donde no les faltó nada, la tengan también el resto de los argentinos. No tiene que ser un privilegio poder elegir la vida que uno quiere vivir, quiero que siga siendo un derecho para todos.


Muchas gracias, los quiero mucho y los abrazo con el corazón.




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