13 de agosto de 2015

Misteriosa desaparición del agua de los tanques en La Pampa



La aparición de tanques australianos vacíos de la noche a la mañana, obligó a entrelazar la presencia de las extrañas naves por la región y su potencial relación con los episodios de mutilación de animales.
Los tanques son los clásicos reservorios construidos para almacenar agua para la hacienda, abastecido por el infaltable molino de viento y según sus dimensiones pueden tener una capacidad que normalmente va de los 30 mil a los 300 mil litros del vital elemento.
Pero ¿quién puede transportar semejante cantidad de agua en horas o minutos sin dejar la mínima señal?

El interrogante no era nuevo para nosotros porque ya a fines de la década de los años ’70 del siglo pasado recogimos los primeros relatos, pero fueron hechos muy aislados que como explicación determinaron la potencial causa a una vieja filtración o rotura de algún sector, aunque nadie encontró jamás la falla cuando lo volvieron a llenar.

Otro relato llamativo respecto a la posible extracción de agua lo obtuve en la zona rural de Telén, donde un vecino que circulaba por la ruta 10, una noche en la que una tormenta se cernía sobre la región, observó un gigantesco con forma de disco suspendido sobre una laguna que se observa en dirección a la Escuela Hogar.

El testigo aseguró que del plato volador salía algo con forma irregular “como si fuera el tronco de una parra” según sus propias palabras y que se introducía en la laguna. Eso le hizo suponer que estaba extrayendo agua. Era de madrugada y no tenía a quien avisar para que viniera a observar el extraño espectáculo por lo que decidió ir hasta su casa, en la localidad de Victorica y regresó con una filmadora Panasonic M 9000 pero al regresar, “el plato ya no estaba”.

Los episodios masivos de tanques vacíos comenzaron a llegar en el año 2002, justamente cuando toda la atención estaba centrada en las mutilaciones animales.
Ese año, el médico veterinario Daniel Belot comprobó en varios establecimientos del oeste de la provincia de Buenos Aires la especie y le llamó la atención que en el fondo de los tanques, se hallaran gran cantidad de algas secas “como si las hubieran cocinado”.
Nadie se explicaba el nuevo fenómeno, mientras tanto los tanques de la región comenzaron a quedar secos de la noche a la mañana, como señal de que algo anormal estaba ocurriendo.
A esta altura obviamente comenzamos a preguntarnos qué relación tenía la extracción del agua con las mutilaciones de animales.

Los episodios se repitieron por decenas también en la provincia de La Pampa y al igual que las mutilaciones, nunca cesaron. Hoy en día, al menos una vez por mes, recibimos el informe que en determinada zona de la provincia “un tanque apareció vacío”.
Los relatos más contundentes seguramente tienen que ver con la comprobación de los hechos en el escaso tiempo que le demandó a los extractores para hacerse con el líquido elemento.
En tal sentido, tuve oportunidad de escuchar el conmovedor relato de un productor del norte de la provincia de La Pampa, de la zona rural de la localidad de Parera que contó que una noche, antes de irse a dormir, fue hasta la casa del encargado para preguntar si necesitaba que le trajera algo del pueblo al día siguiente.

Para llegar a la vivienda, debía recorrer un trayecto de unos 80 metros por un sendero que obligadamente hacía que sus pasos pasen al lado del tanque australiano. Eran poco más de las 22 horas y cuando pasó al lado del tanque todo era calma y estaba normal. Tan sólo 15 minutos después, el tiempo del diálogo que mantuvo con el empleado, cuando volvió a pasar por el tanque… estaba vacío!!! Sin que ellos repararan en ningún tipo de anormalidad.
Al día siguiente, dispusieron el trabajo del molino para volver a llenar el reservorio, luego de lo cual comprobaron que no tenía pérdidas de ningún tipo y hasta el día de hoy, presta su servicio normalmente.

Fue precisamente en la misma época en que también en zonas de quintas de algunas localidades se detectó el mismo fenómeno. Un funcionario municipal de la localidad de Toay, unos 10 kilómetros al SO de la capital pampeana Santa Rosa, había dejado todo preparado para iniciar la temporada de verano en una quinta de su propiedad. La pileta de unos 14 metros de largo por 6 de ancho estaba llena hasta el borde. Lo comprobó un domingo a las 22 horas.

A la mañana siguiente antes de concurrir a trabajar pasó por el lugar y con sorpresa comprobó que una buena parte del líquido ya no estaba. Apesadumbrado por lo que suponía una filtración y el trabajo que deberían realizar para sellar la pérdida justo al comienzo del verano, le dio aviso a su hija de profesión arquitecta que llegó al lugar a realizar las mediciones pertinentes.
La sorpresa no terminó ahí, las pruebas de profundidad realizadas no indicaban que hubiera una fuga de agua en los alrededores de la pileta, por lo que requirió el auxilio de un colega ingeniero en construcciones que confirmó las pruebas realizadas. Volvieron a llenar la pileta y… ya no hubo fuga.

El propietario del lugar estimó que para llevarse la cantidad de agua que faltaba, unos 50 mil litros, hubieran sido necesarios al menos 9 camiones regadores para su transporte pero, no había ninguna huella en decenas de metros a la redonda. Por tal motivo, comenzó a preguntar a sus vecinos si habían observado o experimentado algo extraño la noche que le robaron el agua y, una vecina le confirmó que su hijo había visto algo y que estaba muy asustado. En un corto diálogo el jovencito que regresaba de madrugada a su casa, contó que suspendido sobre la pileta había un objeto redondo y luminoso de gran tamaño, aunque no observó más detalles que orientaran la presencia de algún ducto para elevar el agua.

En la zona rural de Miguel Riglos, una madrugada el encargado observó movimientos extraños en el campo. Los animales estaban nerviosos, los perros aullaban y escuchaba correr y relinchar los caballos. Miró por la ventana y vio algo que lo conmovió de tal manera que desde ese día no quiso quedarse más solo de noche en el campo. A la mañana siguiente, el tanque de 300 mil litros de agua estaba vacío.
No hubo posibilidades de mantener un diálogo directo con el testigo porque según los administradores del establecimiento estaba muy conmocionado y ni siquiera a ellos les había podido describir lo que vio o vivió.
Por este tipo de episodios es común que en los establecimientos rurales mas pequeños, nadie se quede de noche y la presencia del hombre se observa sólo de día.

Otro de los grandes reservorios vacíos, con una capacidad también de 300 mil litros se produjo en la zona de Conhelo, al norte de la provincia de La Pampa. También de la noche a la mañana el tanque apareció inexplicablemente vacío, para lamento de los propietarios ya que según la época del año, el agua suele ser muy escasa.

ceufo.blogspot.com.ar
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