
Una radiografía a Bahía Blanca
La ciudad que concentra la principal atención de la región, Bahía Blanca, es el mojón desde donde el oficialismo necesita levantar la pobre cosecha que obtuvo en el sur de la Provincia. Se descuenta que los 13.000 votos que fueron para Iván Budassi en la interna intentarán ser direccionados hacia Marcelo Feliú; aun así la empresa es difícil si no se consiguen muchos más votos independientes. En el sciolismo quedaron preocupados porque las dos boletas locales sacaron unos 8.000 sufragios más que el candidato presidencial; por eso puso al frente del control seccional a dos funcionarios bahienses: el propio Budassi y Cristian Breitenstein.
Revisión legislativa
Si Feliú no pude quedarse con la intendencia bahiense seguirá como diputado provincial hasta 2017, pero con la pertenencia a un sector interno cuyo jefe, Florencio Randazzo, prescinde de todos los ofrecimientos. Más complicados quedan Alejandro Dichiara y Silvia Pérez, a quienes se les termina el mandato como senadores provinciales y responden al randazzismo, donde también abreva Alfredo Fisher, alcalde de Laprida. Jorge Ruesga no llegaría a renovar, pero su cercanía con La Cámpora es un salvoconducto. Los esfuerzos del FpV apuntan también a perforar el número que le permitiría dividir con Cambiemos las bancas para el Senado.
Aníbal tuvo que sanar
Ni bien habían pasado las Primarias, Haroldo Lebed tiró la piedra refiriéndose al intendente de Patagones, Ricardo Curetti. “Va a tener que masticar tosca”, dijo, porque el alcalde había apoyado a Julián Domínguez. ¿Una premonición de los tiempos que vienen si gana Aníbal? Rápido de reflejos, Fernández salió a apagar el incendio y convocó al intendente maragato a una reunión a solas, de la que se difundieron las respectivas fotos. Ahora Curetti militará la boleta provincial del jefe de Gabinete, pero la chicana de Lebed encendió la alarma en los jefes comunales que estuvieron con el titular de Diputados. En la sección son cercanos a Julián Domínguez el alcalde de Tornquist, Gustavo Trankels, y el candidato con muchas posibilidades en Daireaux, Alejandro Acerbo.
Todos compañeros
Marcelo Tortorice y Félix Falcón (Adolfo Alsina); Sergio Ferraro (Benito Juárez); Gustavo Brussa (Coronel Dorrego) y Ricardo Fernández (Tres Arroyos) fueron vencidos en las internas del Frente para la Victoria, pero entre todos acumulan unos 10.000 votos, que el oficialismo no puede permitirse desaprovechar, y debe contener a todos esos sectores, sobre todo en una de las secciones con la performance porcentual más baja.
No necesita vitaminas
El ex denarvaísta Héctor Gay ni siquiera necesitaría de los sufragios obtenidos por el radical Roberto Ursino (5.167) para coronarse como jefe máximo de Bahía Blanca, pero Macri sí requiere de la repetición de números entre agosto y octubre, e incluso incrementar la cifra (aunque en el propio macrismo reconocen que en el interior de la Provincia están cerca del techo) y sostener la ventaja de 4-2 en el reparto de senadores, como se daría en caso de reiterarse los guarismos de las PASO.
La fortaleza radical
Es la sección con más ascendencia del radicalismo, y donde el PRO se sirvió de dos ex denarvaístas bahienses (Gay y la senadora Nidia Moirano) para enriquecer el armado amarillo. Pese a algunos escarceos durante y después de la confección de listas, el acuerdo funciona y las distintas vertientes de la Unión Cívica Radical juegan con Cambiemos, por lo que no es una de las regiones que preocupen a la comandancia.
Pastillas que fortalecen
Marcos Díaz (Benito Juárez); Aldo Mensi, Juan Olasagastia y Cristina Espil (Coronel Pringles); Daniel Ferreyrola y Hugo Lacazze (Pellegrini) son algunos de los radicales que vieron perder sus chances de pelear por las intendencias y además quedaron afuera de todo el juego. No obstante, sus 9.000 votos quieren ser conservados por Cambiemos.
La Tecla