17 de septiembre de 2018

“EL PEOR ENEMIGO DEL PERRO CALLEJERO, LA SOCIEDAD”



La Municipalidad anunció hace algunos días que secuestrará a los perros sin dueño que se encuentran en las calles de la ciudad.

A pesar de que se anunció que las acciones “no serán generalizadas” y que solo se haría efectiva en casos de animales con conducta agresiva, la medida cosechó cuestionamientos de las organizaciones protectoras de animales, como el caso de APANI que repudió la decisión del Ejecutivo Municipal.

Ahora, la abogada y representante de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFDA), Cecilia Inés Dominguez, alerta que se trata de un retroceso en materia de derecho animal y un “insulto a quienes buscan visibilizar el fondo de la problemática”.

La abogada planteó ciertas “objeciones” al anuncio del Gobierno municipal:

“En principio nos encontramos hablando de animales no humanos, es decir Sujetos de Derechos “que a partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocerle al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su protección en el ámbito competencial correspondiente (Zaffaroni E Raúl y et. Al., “Derecho Penal, Parte General”, Ediar, Buenos Aires, 2002, pag. 493; también Zaffaroni E. Raúl, “La Pachamama y el Ser Humano” , Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2011, p. 54 y ss)”.

De igual modo, la aplicación del término Res Nullius con el objeto de hacer referencia a un animal no humano, denota un retroceso en la implementación del uso de los términos en materia de Derecho Animal, ya que es sabido que el término “Res Nullius” del Derecho Romano corresponde a su traducción en “cosa de nadie”, no siendo un animal no humano una cosa sino un Sujeto de Derechos como ya he mencionado antecedentemente.

Por tal motivo que un órgano de Gobierno Municipal realice la mención de animales no humanos como simplemente “Res Nullius” conlleva un retroceso enorme a la labor que se viene ambicionando realizar en esta provincia por numerosos agentes y órganos que participan en la lucha respecto de la protección de los Derechos de los Animales, un insulto a la labor de quienes buscan visibilizar el fondo de la problemática.

Por otro lado, y consecuentemente, la existencia de animales no humanos en situación de calle no es otra cosa más que el reconocimiento del fracaso como sociedad, siendo una obligación inalienable del Estado el respeto hacia su vida, así como también el control ético de la fauna implementando medidas tales como programas de castración poblacional junto con educación sobre los cuidados y protección que requieren los animales no humanos destinados hacia los ciudadanos. El Estado posee obligaciones las cuales no deben ser delegadas a las diversas ONG.

De lo expuesto se vislumbra el fracaso como sociedad por su falta de empatía para con otro ser vivo que se encuentra en un completo estado de indefensión, no habiendo elegido dicho estado por voluntad propia, sino siendo obligado a sufrirlo. No es otra cosa que el reflejo de una sociedad que se desliga de la responsabilidad y del cuidado de un animal no humano, sujeto de derechos abandonándolo a su suerte.

Una sociedad que abandona y luego estigmatiza esa situación de abandono en el animal, realizando una cacería de brujas, para limpiar sus culpas.

Por qué no construir y establecer los lineamientos éticos y adecuados para un plan de desarrollo de un control ético de la fauna urbana? Interactuar y ahondar esfuerzos realizando más campañas estatales de castraciones, más difusión en las actividades, más educación respecto de los derechos de los animales y los especiales cuidados que se les debe brindar, destinar mayores recursos del estado para generar una política de protección, cuidado y educación respecto de los animales no humanos.

A veces, pesa mucho más la voluntad.

Con esta suerte de nefastas decisiones, queda vislumbrada la figura del animal no humano, en este caso el perro callejero, como chivo expiatorio evitándose que la verdadera pena recaiga sobre el humano responsable.

Para finalizar, quiero hacer hincapié en un párrafo escrito por el Dr. Zaffaroni en el cual vislumbra la poca capacidad que tenemos de muchas de las decisiones que se tomamos, para hacernos cargo de la culpa de nuestros propios actos. “Cuando se excomulga a las ratas o a las plagas, el acto formal y público mostraba que el poder hacía todo lo posible para sancionar a los responsables y, de ese modo, se evitaba que el malestar de los cultivos arrasados y de la hambruna consiguiente se derivase contra el señor o los príncipes. Estos reafirmaban su autoridad incluso sobre los animales y al mismo tiempo eludían el peligro de que la venganza cayese sobre ellos”. (Zaffaroni E. Raúl, “La Pachamama y el Ser Humano” , Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2011, p. 31).
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