En 2016, el Subsecretario de Lechería visitó Puan y nos dijo “Queremos una lechería próspera, creciente de inversiones. Más vacas, más tambo, un país más próspero”.
Sin embargo, nada de lo que afirmó termino pasando. Actualmente los productores no recuperan los costos, pierden más de 1 peso por litro. La pérdida de rentabilidad se da por el aumento de los insumos, las tarifas y porque las industrias pagan la producción por debajo de la inflación. Asimismo, el consumo de leche y sus derivados bajó, debido a los altos costos en góndola y la baja del poder adquisitivo del salario de los trabajadores.
Mientras cierran tambos en toda la provincia, el consumidor paga en góndola el 28% de impuestos; hoy en el distrito de Puan el valor por litro llega hasta $39. Si el gobierno regulara el precio y bajara impuestos, podríamos comprar la leche a menor valor y garantizar un alimento fundamental de la canasta básica.
De la misma manera, las condiciones ideales para evitar la debacle del sector serían: bajar los costos para los alimentos, las tarifas y un estado presente en la regulación de la articulación entre las industrias y los tambos. Siendo los tambos, el eslabón más débil de la cadena.
El sector lechero está sufriendo los ajustes del gobierno, traduciéndose en la disminución de la actividad en los pueblos del interior y en la generación de empleo.
