31 de julio de 2018

Mujeres precarizadas: solo una de cada cuatro trabajadoras domésticas está registrada




En el marco del avance del movimiento de mujeres a nivel mundial, han logrado visibilizar una serie de innumerables problemáticas que atraviesan en una sociedad en el cual el machismo profundiza privilegios de los varones por sobre las mujeres y colectivos de diversas identidades. En lo que respecta a lo laboral, es marcada la diferencia que existe entre los haberes mensuales que perciben por la misma tarea y las condiciones laborales, siempre en favor del varón.



En ese aspecto, como ejemplo de lo que sucede en distintos ámbitos laborales, solo una de cada cuatro trabajadoras domésticas está registrada. Asimismo, tienen el sueldo promedio más bajo de la economía con poco más de $70 por hora, mientras que en el sector informal se reduce drásticamente.

Las cifras fueron reflejadas a través un informe realizado por Candelaria Botto para Economía Feminista en donde también sostuvo que “el empleo doméstico se configura como un sector sin expectativas de crecimiento profesional, atravesado por innumerables maltratos, abusos y una delimitación poco precisa de sus tareas”.

Entonces las tareas que debe realizar una trabajadora van desde la limpieza, cocina, compras, planificaciones, cuidados de infantes, personas discapacitadas y ancianas, como así también cuidar y pasear mascotas, además de realizar trámites.

Estas tareas que comprenden al trabajo reproductivo y que se realizan dentro del hogar, hace que estén a “abusos y acosos sexuales, muchas veces naturalizados como si fueran parte de las condiciones que deben soportar. Como si fuera poco, todo esto deben hacerlo con dedicación y cariño, porque aunque sea una empleada ocupa un rol casi como integrante de la familia”.

La actividad, que absorbe a una de cada cinco mujeres trabajadoras en la Argentina, desde el 2013 cuenta el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares pero todavía permanecen fuera de la Ley de Contrato de Trabajo, según se indica en el informe.

La economista afirmó que “las empleadas domésticas son las trabajadoras más vulnerabilizadas en el mercado laboral” y que uno de sus principales límites “es el carácter atomizado del trabajo, que no permite unir reclamos ante los patrones y el Estado”. Al mismo tiempo resaltó la importancia de que el Sindicato de Trabajadoras de Casas Particulares defienda sus derechos y pidió por “el control y penalización desde el Estado ante los casos de no registro, en conjunción con políticas públicas que fomenten la formalización de las trabajadoras domésticas”.

Luego recordó los dos paros internacionales de mujeres realizados bajo la consigna “Si nosotras paramos, se para el mundo”, y expresó que “a pesar de habernos insertado fuertemente en el mercado laboral desde mediados del siglo pasado, esta incorporación no vino acompañada de una redistribución del trabajo del hogar, lo que provocó una doble (y hasta triple) jornada laboral”.

“Es así que en la actualidad en nuestro país, casi la mitad de las mujeres participa en el mercado laboral remunerado y le dedica, en promedio, más de seis horas diarias al trabajo doméstico sin paga ni reconocimiento. La asimetría en la distribución del trabajo doméstico es una de las mayores fuentes de desigualdad entre varones y mujeres”, aseguró.

En esa línea, manifestó que “por ello que se exige el acceso a guarderías públicas de calidad y en los lugares de trabajo, tanto para madres como para padres, la ampliación de las licencias maternales y paternales y mayor cobertura de cuidados de personas mayores y discapacitadas”.

“En nuestro país, donde el Estado no satisface estas necesidades, el rol de las trabajadoras domésticas se vuelve imprescindible para una gran cantidad de hogares. Sin embargo, este trabajo se da mayormente en condiciones precarias y con una baja remuneración, que deja en evidencia el poco valor social que se le da al trabajo reproductivo”, concluyó en el informe.

infocielo.com
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